Conoce 5 aspectos que ayudan en la toma de tus decisiones.
Toda nuestra vida se edifica a través de tomar buenas decisiones, y la mayor parte de veces, no somos conocedores de la importancia que cada decisión tomada representa para nuestra personalidad y para nuestro futuro.
Desde las más pequeñas e insignificantes, hasta las radicales que nos cambian por completo la vida. Las decisiones están presentes en nuestro día a día, siempre estamos tomándolas con la esperanza de que sean provechosas y fructíferas en nuestra vida.
Sin embargo, muchas veces nos llenamos de dudas, optamos por el camino menos acertado cuando caemos en el impulso y quedamos disconformes o arrepentidos de lo que hicimos.
Cómo tomar buenas decisiones.
El motivo de este desacierto es que solemos estar muy pegados al momento presente en el que tomamos una decisión, estamos pensando en solucionar lo que en ese instante nos angustia y no tendemos a pensar en el impacto futuro que puede provocar nuestra decisión.
Por esto, todos necesitamos algunos consejos que nos ayuden a contemplar nuestros problemas desde un enfoque más amplio para así poder tomar muy buenas decisiones que no traigan como consecuencia arrepentimiento y disconformidad.
Por eso, aquí te traemos 5 consejos para lograr una capacidad de toma de decisiones con la que te sientas totalmente satisfecho o satisfecha.
- No le temas a las consecuencias
La mayoría de toma de decisiones implican un pronóstico personal, imaginarnos como nos irá con cada una de las opciones que tenemos para escoger, y elegir la que se supone nos hará más felices. A pesar de esto, este tipo de pronóstico afectivo no es correcto ya que no debemos sobreestimar los efectos buenos o malos de nuestras decisiones.
Mayormente el placer de la mayoría de los hechos es menos y más efímero de lo que tendemos a suponer. La causa más importante de nuestro mal pronóstico es el miedo a perder, tenemos la idea de que una pérdida nos dañará y dolerá más de lo que nos alegraría y complacería una ganancia equivalente.
Sin embargo, a pesar de que el miedo influya notoriamente en la toma de decisiones, cuando una persona termina perdiendo la experiencia le termina resultando menos dolorosa de lo que esperaba.
Para lograr no temerle a las consecuencias, en vez de imaginar cómo nos hará sentir determinada alternativa que escojamos, debemos tomar de ejemplo a alguien que haya optado por la misma alternativa y evaluemos cómo se sintió con los resultados que le trajo esta.
- Confía en tu intuición
A pesar de que creamos que tomar una buena decisión exige tiempo, muchas veces la elección intuitiva resulta igualmente efectiva e incluso mejor.
La mayoría de veces no tomamos decisiones con bastante tiempo de anticipación, que podamos usar para evaluar al derecho y al revés la situación en la que estamos inmersos, y acostumbramos a improvisar una decisión rápida por la prisa que tenemos.
Para estos casos es mucho mejor que recurramos a nuestra intuición y experiencia. Es válido suponer que si tenemos mayor cantidad de información sobre una cuestión específica, más racionales y adecuadas serán nuestras decisiones al respecto.
Sin embargo, cuando tenemos que tomar decisiones rápidas obtendremos mejor resultado si confiamos simplemente en nuestra intuición.
- Tome en cuenta sus emociones
Muchos creemos que naturalmente los sentimientos tienden a ser enemigos de la buena toma de decisiones, pero la verdad es que son una parte fundamental de este proceso. Como los sentimientos afectan nuestra motivación y juicio, pudiéndonos volver impulsivos y prestos a correr diversos riesgos, es recomendable no tomar decisiones considerables mientras estemos bajo las influencias de alguna emoción fuerte.
Pero hay una emoción, por raro que parezca, que puede ayudarnos a decidir mejor; y paradójicamente esta emoción es la tristeza. Algunos investigadores observaron que las personas tristes y afligidas se tomaban su tiempo para analizar las distintas opciones que tenían, y después de un largo proceso de evaluación terminaban eligiendo la mejor alternativa.
Muchos estudios indican que las personas deprimidas tienen una visión mucho más realista del mundo, y tienden a relacionar todos sus actos con una exageración de la realidad.
- No se lamente por lo irremediable
Muchas veces, acostumbramos a lamentarnos por los hechos que ya no tienen solución a pesar de que sabemos que con esto no obtendremos beneficio alguno. Esta conducta es bastante dañina para la práctica de la toma de buenas decisiones, lo que mayormente ocasiona es construir un miedo irremediable en la persona que está próxima a tomar una importante decisión.
Esto actúa como una barrera que puede afectar gravemente la capacidad de acierto del individuo. En este aspecto entra a tallar la frase “Hay que aprender de los errores”, si ocasionamos un hecho que ya no tiene solución no podemos quedarnos de brazos cruzados presenciándolo y lamentándonos por este, lo correcto es evaluar la situación y corregir nuestras actitudes que pudieron provocar la situación.
No dejemos que un error opaque las decisiones futuras que deberemos tomar.
- Evite la presión social
La presión social, es la fuerza negativa que ejerce la sociedad sobre una persona. Los estudios han demostrado que los grupos individuos que tienen intereses comunes tienden a adoptar una ideología extrema teniendo mayores posibilidades de tomar decisiones demasiado arriesgadas a diferencia de los que actúan solos y por iniciativa propia. Para evitar la presión social negativa debemos descartar el tomar decisiones por complacer a otras personas.
Nunca se asegure de que un grupo de personas saben más que usted y que por ello tienen la autoridad de tomar decisiones sobre su vida, debe saber que el único que se conoce lo suficiente para poder elegir las opciones que más le convengan es usted mismo.
Y finalmente, no le otorgue su confianza total a las situaciones en que las que la responsabilidad está distribuida entre un grupo grande de personas, es en ellas donde se corre el riesgo de tomar malas decisiones. Es muy inusual que en un grupo grande de personas se pueda llegar a un acuerdo fácilmente, lo más común es que todos tengan opiniones diferentes y la toma de una decisión se complique a medida de que cada persona expone su punto de vista.
Las decisiones grupales son una mezcla de variadas opiniones que en varios contextos pueden ser favorables, pero cuando se trata de ejercer la presión grupal en una sola persona puede resultar bastante dañino. Después de leer estos 5 consejos, podemos llegar a la conclusión de que las decisiones que podamos tomar son algo completamente personal.
La toma de decisiones está regida por la independencia, no podemos dejar de que las demás personas o la sociedad influyan de manera negativa en nuestras decisiones, y para esto podemos ayudarnos de nuestras emociones e intuición, dos factores personales muy importantes que a pesar de a simple vista no parecer favorecedores, nos ayudan a evaluar e interiorizar de manera muy detallada las distintas opciones, para al final elegir la más acertada según nuestro criterio.
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